Aquí y ahora

¿Alguna vez has pensado que tu vida no coge ritmo?. ¿Que no tiene sentido?. No te puedes quedar ahí parado. Pensando, leyendo, viendo, admirando, sorprendiéndote, entristeciéndote, alegrándote, exaltándote... No. Está bien que pienses qué tienes que hacer, leas el periódico para mantenerte informado o bien un magnífica novela de intriga que te quite el sueño... que veas la tele de vez en cuando o esa serie que tanto te gusta, sin olvidar las películas altamente recomendadas. Es bueno que admires el trabajo de los más cercanos para a continuación alegrarte y mimarles, o bien que te sorprendas por ese talento que acaba de salir a la luz cuando creías que dentro de esa cabeza loca solo había serrín. Entristecerte solo te conllevará problemas, llegará el momento en que te des cuenta de que así no llegas a ningún sitio. Las personas de tu alrededor quieren verte bien, quieren estar con personas que les animen el día, que les hagan sonreír. Nada de caras largas, ni lloros. Utiliza tus mejores momentos. Cuando estés contento grítalo y haz que el mundo lo sepa, en cambio cuando estés triste intenta contener ese virus: resulta incluso más contagioso que el de la felicidad. Aunque a veces estar “de bajón” se hace inevitable, lo mejor es solucionar rápidamente los problemas y lo que te pre - ocupe dejarlo a un lado. Ya tendrás momento y lugar para ocuparte de ello.

He aquí lo importante de este proceso. Todo esto no tiene sentido si te quedas en estas acciones. Ahora llega tu momento, llega el instante en que tienes que decidir por ti mismo. Tienes que pensar cosas nuevas, y sobre todo, llevarlas a cabo, tienes que sacar de dentro lo mejor. Debes de ser admirado por lo que haces, sorprender a los de tu alrededor y también a aquellos que están lejos, Se han de alegrar por tí, han de envidiarte, querer conocerte, sentirse identificados contigo, porque tú hace unas horas también eras como ellos. Te quedabas en la mitad del camino.

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